lunes, 6 de septiembre de 2010

EL PENÚLTIMO INFORME, Y LOS SUEÑOS FANTÁSTICOS

Enrique Peña Nieto

Faraónico con un despliegue mediático se presentó el señor Peña Nieto a rendir su V Informe de gobierno. Como es de esperarse, las condiciones para el espectáculo, las define el gobernador, de tal manera que un informe del estado que guarda la administración pública que debería de rendirse en la sede del Poder Legislativo, se presentó en el Teatro Morelos donde únicamente setenta y cinco diputados podrían presenciarlo y no los dos mil quinientos invitados que llegaron a escuchar a quien tendría que aprovechar el momento para gastar en su día probablemente lo que algunos municipios medianos invierten en 2010 en obra pública que representa por si sola -independientemente de que alcalde la promueva - un beneficio directo a los ciudadanos a diferencia de las frases repetidas una y otra vez como más de quinientos compromisos, firmas ante notario para dar fe de la palabra cumplida, o para descalificar a aquellos pragmáticos de las alianzas.

Con toda seguridad, como sucede año con año, se presentó el tradicional besamanos donde aquellos funcionarios públicos lo imposible tendrían que hacer para saludar al señor que ha invertidos miles de millones en autopromoción de su imagen con el aval de la Suprema Corte para continuar haciéndolo a pesar de que se violenta la normatividad electoral.

La falta de autocrítica –como es costumbre-, estuvo presente en el tan difundido mensaje, no hay justificación para frenar la inseguridad, los feminicidios en la entidad, la corrupción, la falta de oportunidades para los jóvenes deseosos de estudiar. Pero si se dedicó buen tiempo a condenar a sus adversarios de derecha cuando fue con ellos con quienes firmó el desleznable acuerdo con la dirigencia nacional del PAN para frenar el avance del PRD, en fin pareciera en una parte de su monologo que disertaba frente a una convención priísta al asumirse como tal dejando públicamente su posición de gobierno de todos y no de la facción.

Pero la sorpresa la encontramos en el Periódico Reforma, el enojo del señor Peña Nieto tiene que ver con la caída que gradualmente enfrenta y la recuperación de Andrés Manuel López Obrador, quien sin invertir miles de millones de pesos comienza a posicionarse seriamente como un contrincante, quien por cierto no avala las alianzas con las franquicias albiazules y tricolores controladas por los poderes fácticos – medios de información, banqueros, empresarios beneficiarios del Fobaproa, o de grandes contratos con el gobierno federal y grandes evasores de impuestos- y que ha bastado con su conducta congruente para mantenerse como referencia en cualquier tema de interés nacional.

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